Desde hace más de una década, en México se ha establecido una clasificación de las bebidas, considerando los beneficios y riesgos que ofrecen para la salud y nutrición, así como el patrón de consumo de las mismas. Existen 6 categorías de acuerdo con el contenido energético, valor nutricio y riesgos a la salud. La escala, clasifica a las bebidas de la más (nivel 1) a la menos (nivel 6) saludable:

  • Nivel 1: agua natural potable
  • Nivel 2: leche baja en grasa (1%) y sin grasa y bebidas de soya sin azúcar
  • Nivel 3: café y té sin azúcar
  • Nivel 4: bebidas no calóricas con edulcorantes artificiales
  • Nivel 5: bebidas con alto valor calórico y beneficios a la salud limitados (jugos de fruta, leche entera, licuados de fruta con azúcar o miel, bebidas alcohólicas y bebidas deportivas)
  • Nivel 6: bebidas con azúcar y bajo contenido de nutrimentos (refrescos y otras bebidas con altas cantidades de azucares agregadas como jugos, aguas frescas, café y té). [1]

A partir de esta clasificación, nos damos cuenta que, aunque el consumo de bebidas alcohólicas forma parte de la cultura e historia humana desde hace miles de años; no se encuentra como parte de una recomendación saludable de consumo por parte de las autoridades en salud y nutrición en México. Sin embargo, existen algunos detalles que me gustaría compartir y que es importante tomar en cuenta, al decidir si formarán parte de nuestra celebración, en estas épocas de festividad:

Una bebida estándar de alcohol se define como aquella que contiene 14g de alcohol[2].

El sistema mexicano de alimentos equivalentes, establece que el alcohol suministra alrededor de 7 kcal/g. Si hablamos de calorías y cantidad de alcohol, no existe una bebida que pueda recomendarse como mejor o peor a consumir, 60 ml de cualquier destilado (whisky, tequila, mezcal, etc.) 355 ml de pulque o cerveza, o 200 ml de vino aportan en promedio 140 kilocalorías[3].

Los nutriólogos y profesionales de la salud hemos etiquetado a las calorías provenientes del alcohol, como “calorías vacías”, debido a que no proporcionan micro o macronutrimentos, sino solamente energía. También en el terreno de las bebidas alcohólicas, es fundamental cuidar el aporte extra de calorías, provenientes de hacer mezclas de éstas con refrescos, jugos, jarabes u otras bebidas azucaradas.

Una de las modas actuales más común en el terreno de las bebidas alcohólicas, es su combinación con bebidas energéticas y/ o con cafeína. Aunque hay pocos estudios científicos al respecto, se sabe que esta mezcla puede ser muy peligrosa, por lo que la recomendación es evitar hacer esta práctica.[4]

En muchas ocasiones hemos escuchado hablar de los beneficios del vino tinto, debido a los polifenoles que posee como poderosos antioxidantes. Sin embargo, la recomendación diaria en su consumo, en un estilo de vida saludable y en regímenes específicos, como la Dieta Mediterránea, no debe exceder a más de 2 copas de vino tinto en el hombre adulto y 1 copa de vino tinto, en la mujer adulta[5].

La clave está en disfrutar las bebidas alcohólicas en estas fechas, con moderación y consciencia. Felices Fiestas.

“El mejor vino no es necesariamente el más caro, sino el que se comparte”. George Brassens

Por Marien Garza, Miembro del Consejo Consultor de Nutriólogos de Herbalife Nutrition


[1] Rivera JA, Muñoz-Hernández O, et al. Consumo de bebidas para una vida saludable: recomendaciones para la población mexicana.  Boletín médico del Hospital Infantil de México. México, 2008. 65(3), 208-237.

[2] Alcoholism, NI o AA. Helping patients with alcohol problems: A health practitioner’s guide. National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism [web site]. 2004. Disponible en: http:// www.niaaa.nih.gov/publications/Practitioner/ HelpingPatients.htm.

[3] Pérez Lizaur, AB, et al. Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes. 4ta Edición. Fondo de Nutrición y Salud. 2014.

[4] Ferreira SE, Mello MT. Effects of energy drink ingestion on alcohol intoxication. Alcohol Clin Exp Res. 2006; 30(4): 598-605.

[5] Kris-Etherton P, et al. Lyon Diet Heart Study: Benefits of a Mediterranean-Style, National Cholesterol Education Program/American Heart Association Step I Dietary Pattern on Cardiovascular Disease. Circulation. 2001; 103: 1823–1825.

Por Dany

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