mother breastfeeding her child

Del 1 al 7 de agosto, la Organización Mundial de la Salud, ha establecido la Semana Mundial de la Lactancia Materna; sin duda una gran celebración. “La Lactancia Materna es la forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables[1] (Organización Mundial de la Salud, 2021).

Además de la OMS, múltiples autoridades de salud y nutrición nacionales e internacionales recomiendan la lactancia materna exclusiva (es decir, que el recién nacido únicamente se alimente e hidrate a partir de leche materna) durante sus primeros seis meses, y posteriormente se puede iniciar un patrón de ablactación saludable (introducción de otros alimentos) y mantener, la lactancia materna hasta los 2 años o más[2].

En mi opinión como profesional de nutrición, la leche materna es el alimento perfecto por excelencia, el estándar de oro, una maravilla para el ser humano. Si se da de forma exclusiva al recién nacido, por seis meses, logra cubrir todas sus necesidades hídricas, calóricas, proteicas y energéticas.

Pero uno de los grandes cuestionamientos que surge en la mujer lactante es ¿Qué debo de comer?

Hoy sabemos que la dieta y el estilo de vida de la mujer lactante, son factores determinantes e importantes para la salud tanto de la mamá, así como del bebé, comenzando incluso antes de que la mujer esté embarazada. La investigación actual apunta a que los primeros 1000 días de vida (desde la concepción hasta los dos años de vida), son cruciales para la prevención de las enfermedades en la edad adulta de este nuevo ser humano[3]

Décadas atrás, las mujeres en el embarazo y lactancia tenían una visión cultural de un momento de relajación en el terreno de la nutrición y los hábitos saludables. Algunos profesionales de la salud “apapachaban” y consentían a las mujeres, pues se decía era el momento para sucumbir ante los antojos y darle rienda suelta al gusto.

Sin embargo, conforme la ciencia avanza en el conocimiento, se sabe que existen algunas condiciones maternas específicas, no favorables durante este periodo (particularmente obesidad y aumento de peso excesivo durante el embarazo y lactancia) que se asocian con un alto peso al nacer, obesidad y alteraciones en el metabolismo de la glucosa en niños y, más tarde, en adultos, con un mayor riesgo cardio-metabólico[4].

En respuesta a qué se debe de comer en esta etapa, encuentro esencial recalcar la importancia de la consciencia dietética, a lo largo de todo el periodo de lactancia.

  • La mujer lactante, debe buscar llevar una dieta correcta: completa, suficiente, variada, inocua, equilibrada y adecuada. Se establece que, a partir de su gasto energético total diario, se aumenten 500 kcal al día, para poder cubrir las necesidades energéticas de la producción de leche[5].
  • La asesoría con un consejero de lactancia materna exclusiva y con los profesionales de la salud adecuados, permite personalizar mucho esta etapa. La ingesta materna, determina la composición de la leche materna en algunos micro nutrimentos, entre los que destacan DHA, selenio, manganeso, flúor, algunas vitaminas del complejo B entre otros[6].                                                                                                                   
  • No se ha observado que exista algún alimento de consumo forzoso durante la lactancia y no se ha comprobado que exista un alimento específico, que contribuya al aumento de la producción de leche materna. La levadura de cerveza, el fenogreco que es una semilla utilizada como condimento, los probióticos, entre otros, son ingredientes, que siguen en estudio para saber su aporte benéfico a esta etapa tan importante. Eso sí, durante la lactancia, la mujer no debe realizar dietas hipocalóricas (bajas en calorías y energía) o de restricción, encaminadas a perder peso, ya que pueden resultar deficitarias en nutrimentos esenciales para el bebé.
  • Cuando hablo de personalizar la lactancia, aquí entra también mucho el ensayo y error con ciertos alimentos, productos o platillos, que puedan causarle cólicos, sensibilidad o molestias al bebé.

De todos estos puntos se deriva la importancia de una buena alimentación en la madre que lacta y busca transmitir la mejor nutrición al hijo.

Como puedes leer, son bien estudiados y documentados científicamente los múltiples beneficios que aporta el fenómeno de la lactancia. Pero más allá del éxito fisiológico y como bien dice una querida colega Sol Sigal: “La lactancia no es un tema de nutrición del cuerpo, es un tema de nutrición espiritual y emocional” y estoy completamente de acuerdo. Por Marien Garza, Herbalife Nutrition.

 

[1] OMS (Organización Mundial de la Salud), 2021. https://www.who.int/health-topics/breastfeeding#tab=tab_1

[2] OMS (Organización Mundial de la Salud), ADA (American Dietetic Association), SSA (Secretaría de Salud), 2020.

[3] Adair, L.S. Long-term consequences of nutrition and growth in early childhood and possible preventive interventions. Nestlé Nutr. Inst. Workshop Ser. 2014, 78, 111–20.

[4] Berti C, Cetin I, et al. Pregnancy and infants’ outcome: Nutritional and metabolic implications. Crit. Rev. Food Sci. Nutr. 2016, 56, 82–91.

[5]  Flores ME, Heller- Rouassant S. Embarazo y Lactancia. Gac Med Mex. 2016: 152 Suppl 1:6-12.

6 Jiménez Ortega AI, Velasco Rodríguez-Belvis M, et. al. Controversias y errores en relación con la nutrición y la lactancia materna. Pautas para la mejora. Nutr Hosp. 2017. 36, 30-4.

 

Por Dany

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