El suelo pélvico es una estructura muscular fundamental en la salud de la mujer, aunque frecuentemente ignorada hasta que aparecen problemas. Compuesto por un conjunto de músculos y ligamentos que cierran la cavidad abdominal en su parte inferior, sostiene órganos como la vejiga, el útero y el recto. Su debilitamiento puede provocar incontinencia urinaria, prolapsos y disfunciones sexuales, afectando significativamente la calidad de vida. Según la Asociación Mexicana de Ginecología y Obstetricia, el 40% de las mujeres mayores de 35 años experimentará algún síntoma relacionado con la debilidad del suelo pélvico, porcentaje que aumenta después del parto vaginal y durante la menopausia. Sin embargo, estos problemas son largely prevenibles y tratables mediante ejercicios específicos y conscientes.
La fisioterapeuta especializada en suelo pélvico, Laura Mendoza, con práctica en la Ciudad de México, explica que los famosos ejercicios de Kegel son solo el punto de partida. “Muchas mujeres creen que están contrayendo correctamente, pero en realidad ejercen presión hacia abajo o contraen glúteos y abdominales incorrectamente, lo que puede empeorar la situación”, comenta. La identificación correcta de los músculos se logra imaginando que se detiene el flujo de orina sin contraer piernas ni nalgas, sosteniendo la contracción por cinco segundos y relajando por diez, repitiendo series de diez a quince veces al día. Dispositivos tecnológicos como los ejercitadores de suelo pélvico de marcas como Elvie y Perifit, disponibles en Amazon México, ofrecen retroalimentación inmediata mediante aplicaciones móviles, garantizando la técnica adecuada y haciendo el proceso más interactivo.
Más allá de los Kegel, otras prácticas como la gimnasia abdominal hipopresiva, el yoga y el pilates son excelentes para fortalecer toda la faja abdominal sin aumentar la presión intraabdominal, que es perjudicial para el suelo pélvico. Especificamente, posturas de yoga como Malasana (en cuclillas) y Setu Bandhasana (puente) activan y fortalecen estos músculos de manera segura. Instructoras como Ana Castro, fundadora de un estudio especializado en la Ciudad de México, enfatizan que la constancia es clave: “No se trata de hacer cientos de repeticiones una vez al mes, sino de incorporar pequeños ejercicios diarios, incluso sentadas en la oficina o manejando”.
Este artículo también aborda mitos comunes, como que solo las mujeres mayores o que han tenido partos vaginales necesitan preocuparse por esta área. La realidad es que factores como el estreñimiento crónico, la obesidad, el ejercicio de alto impacto (como correr o saltar sin técnica adecuada) y incluso cargar objetos pesados de manera incorrecta pueden contribuir al debilitamiento. Además, se incluyen testimonios de mujeres jóvenes que, tras incorporar estos ejercicios, mejoraron su vida sexual y ganaron confianza corporal.
Para aquellas que ya experimentan síntomas significativos, se recomienda buscar evaluación con un especialista en uroginecología o fisioterapia pelvic, que puede recomendar tratamientos complementarios como la electroestimulación o el uso de pesarios. El mensaje central es que el cuidado del suelo pélvico debería ser parte integral de la rutina de salud de toda mujer, tan normal como cepillarse los dientes o hacer ejercicio cardiovascular.