Untar crema como parte de nuestra rutina diaria es algo religioso e incluso ritual, ya que ésta aporta la humectación que necesita nuestra piel para evitar resequedad, cuarteaduras, comezón, escamosidad y demás. Y si algún día nos olvidamos de ella, la piel lo resiente con una sensación áspera e incómoda.
La crema corporal es un producto que lamentablemente no a todos les gusta por la sensación que puede llegar a dejar, especialmente si la formulación se siente oleosa o pesada. Existen 3 tipos de cremas; aquellas que aportan hidratación debido a la pérdida de hasta dos litros de agua gracias al proceso de evaporación natural de nuestro cuerpo, las que se enfocan más en hacer que nuestra piel sea más capaz de mantener sus propios aceites y humedad para que no se difunda ni se evapore y que tienen un tacto pesado y graso y las que son una combinación de ambas fórmulas especialmente para aquellos que tienen piel sensible, hiperreactiva o reseca proporcionando a tu piel ingredientes indispensables para reponer la humedad y la hidratación perdida.
¿Te aplicas la crema de forma correcta? Para empezar, existen momentos claves que te ayudarán a amplificar sus beneficios:
Después de un baño: cuando tu piel está mojada, tiene la mayor cantidad de humedad, pero esta puede evaporarse muy rápidamente, dejándola seca. Usar crema te ayudará a mantener esa humedad antes de que se evapore.
Después de la exfoliación: al igual que con el afeitado, la exfoliación elimina la capa superior de células de la piel, por lo que es importante que las nuevas células de la piel comiencen a hidratarse.
Antes de acostarse: mientras duermes, tu piel pierde humedad de forma natural, por lo que aplicar una loción humectante antes de acostarse ayuda a mantener la piel hidratada durante la noche.
Después de la exposición al sol: si has pasado un largo día bajo el sol, tu piel se deshidratará y necesitará un refuerzo humectante para evitar que se sienta seca y tirante.
¿La untas o la aplicas con pequeños toques? Esta técnica es importante; cuando la untas, puedes reducir la adherencia de la crema, por lo que es mejor aplicar con pequeños golpecitos en la piel para estimular su absorción y tener mejores resultados.
Si tu piel es sensible, evita productos comedogénicos; es decir, pesados que tapen los poros. Las cremas comunes tienen una formulación de 50% agua y 50% aceite; sin embargo, existen factores que pueden hacer que el producto no le caiga bien a tu piel. Sopharma pH5 se ha preocupado por las pieles mexicanas sensibles creando una línea que ayuda a proteger la piel sensible, regenerar y reestablecer las defensas naturales de la piel corporal y facial, dejándola suave, protegida, humectada. Además, la línea de Sopharma es libre de aceites minerales, parabenos y petrolatos.
Evita el exceso de fragancias. Trata de alejarte de aquellos productos que contengan aromas en exceso, ya que podrían resultar un factor irritante para tu piel. La fragancia artificial es uno de los ingredientes más comunes que causan sensibilidad, hinchazón, picazón y sarpullido, por lo que pueden irritarte o generar picazón. Opta por aquellas sin fragancia, tu piel te lo agradecerá.
Antes de casarte con un producto en específico es importante que tengas en cuenta que no todas las cremas corporales son iguales. El elegir la mejor depende de factores como tu tipo de piel, época del año y partes seleccionadas del cuerpo que requieran humectación. Encontrar el producto ideal es un viaje personal, pero estamos seguros de que estos consejos te facilitarán el trayecto.