La Nochebuena no tiene que significar pasar días en la cocina. Con una planificación inteligente y recetas diseñadas para el sabor, no para la complejidad, es posible crear un menú memorable en tiempo récord. Gerardo Vázquez, chef del restaurante Nicos en la Ciudad de México y defensor de la cocina tradicional eficiente, asegura: “El secreto está en elegir cortes de carne que se cocinen rápido, como un lomo de cerdo o un solomillo, y en acompañamientos que se puedan preparar con antelación o en minutos. La presentación y los sabores frescos son los que marcan la diferencia, no las horas de cocción”.
La estrategia comienza con un “entrante de impacto cero estrés”. “Sirvan una tabla de quesos y embutidos de calidad, complementada con frutos secos tostados, miel y pan crujiente calentado al momento. Es elegante, no requiere cocina y satisface desde el primer momento”, sugiere Vázquez. Para el plato fuerte, recomienda un “lomo de cerdo sellado a la plancha y terminado en el horno con una salsa de ciruelas pasas y oporto que se hace en la misma sartén mientras la carne reposa. En 40 minutos está listo y es espectacular”.
Los acompañamientos pueden ser igual de rápidos. “Un puré de papa con nata se hace en 20 minutos. Una ensalada templada de espinacas baby con tocino crujiente, queso de cabra y una vinagreta de mostaja se arma en 10 minutos justo antes de servir”, detalla. Para el postre, un clásico reinventado: “Un fondue de chocolate negro con frutas de temporada (fresas, uvas) y bizcochos. Se prepara en 5 minutos y es un final interactivo y festivo”. La clave está en la mise en place (tener todo picado y medido antes de empezar) y en delegar tareas sencillas a otros miembros de la familia.

