Contrario a la creencia popular, mantenerse hidratado en invierno es tan crucial como en verano, aunque la sensación de sed disminuya. El Dr. Alejandro Sosa, especialista en medicina interna y docente de la Facultad de Medicina de la UNAM, explica: “El aire seco del invierno y la calefacción interior aumentan la pérdida de agua insensible a través de la piel y la respiración. Además, consumimos menos alimentos con alto contenido de agua, como frutas frescas”. La deshidratación leve puede manifestarse como piel seca, fatiga y dolores de cabeza.
La estrategia inteligente es optar por bebidas calientes que aporten hidratación y otros beneficios. La nutrióloga Carmen Haro recomienda: “El té de hierbas sin cafeína, como la manzanilla, la tila o el té de canela, es excelente. El caldo de pollo o verduras casero no solo hidrata, sino que proporciona electrolitos y nutrientes”. Evitar el exceso de café y alcohol es clave, ya que tienen efecto diurético. Infusiones con frutas de temporada, como el té de tejocote o guayaba, son opciones deliciosas y muy mexicanas.
Para quienes tienen dificultad para beber lo suficiente, el Dr. Sosa sugiere técnicas como llevar un termo con la bebida caliente favorita durante el día y establecer recordatorios. También es fundamental hidratar la piel desde fuera: “El uso de humidificadores en la habitación, como los que vende ‘Steren’, y de cremas hidratantes con ácido hialurónico ayudan a compensar la sequedad ambiental”, concluye el especialista.

