Las marcas ya no solo nos venden productos, nos venden experiencias que se quedan grabadas en la memoria. Esta es la esencia del marketing experiencial, y un ejemplo reciente ha demostrado cómo se puede conectar con el consumidor en un nivel profundamente emocional y cotidiano.

La campaña que unió a la marca de salud oral GUM con la revista Bombay logró lo inesperado: transformar un problema común—la dificultad de comer ciertos alimentos con brackets—en una fiesta de celebración. El evento, denominado “la gran elotiza”, reunió a la comunidad en torno a la comida favorita de la calle, demostrando que tener salud oral no significa renunciar al estilo de vida ni a los placeres culinarios.

El tip de la conexión auténtica

El éxito de esta iniciativa radica en su autenticidad. La lectora millennial y gen z busca marcas que la entiendan, que no le vendan la perfección, sino la realidad con soluciones. Mostrar que puedes disfrutar de un elote —uno de los platillos más emblemáticos y deliciosos de méxico— mientras cuidas tus dientes, es un mensaje de empoderamiento y normalización.

La clave está en que las marcas de salud oral y lifestyle se unan para recordarnos que el bienestar es integral. No se trata solo de la estética, sino de vivir plenamente y sin restricciones, sabiendo que tienes las herramientas adecuadas para cuidar de tu sonrisa. El marketing experiencial es el futuro porque apela a las emociones que realmente importan: el sabor, la comunidad y la libertad de ser tú misma.

Por Editor

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