El Trastorno Afectivo Estacional (TAE), comúnmente llamado depresión invernal, es una condición real que se atribuye a la reducción de la luz solar y que afecta a una parte significativa de la población durante los meses fríos. El Dr. Eduardo A. Calixto, investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” y neurofisiólogo de renombre, explica: “La menor exposición a la luz solar altera los ritmos circadianos y disminuye la producción de serotonina y melatonina, neurotransmisores clave para el estado de ánimo y el sueño”.
Los síntomas van más allá de la “tristeza invernal”. La Dra. Beatriz Aguilar, psiquiatra y directora de la Clínica de Trastornos Afectivos del mismo instituto, los detalla: “Incluyen fatiga persistente, hypersomnia (dormir en exceso), antojos marcados por carbohidratos, dificultad para concentrarse, irritabilidad y retraimiento social. Si estos síntomas se repiten por dos inviernos consecutivos y afectan el funcionamiento diario, es importante buscar evaluación profesional”. Grupos como ‘Voz Pro Salud Mental’ ofrecen orientación.
Las estrategias de manejo son efectivas. La terapia de luz, con lámparas especiales que emiten 10,000 lux, es un tratamiento de primera línea. El Dr. Calixto recomienda: “Exponerse a una de estas lámparas, disponibles en tiendas como ‘Amazon México’, durante 30 minutos cada mañana puede hacer una gran diferencia”. Además, la terapia cognitivo-conductual, el ejercicio regular (especialmente al aire libre en las horas de luz) y mantener una rutina social son pilares del tratamiento. En casos más severos, un psiquiatra puede evaluar la necesidad de medicamentos.

