Acabas de recibir un ascenso, una buena calificación o un reconocimiento, y tu cerebro susurra: “Fue suerte. No soy tan buena. Van a descubrir que soy un fraude.” Esto tiene un nombre: Síndrome del Impostor. Le sucede a mujeres brillantes y exitosas, y es momento de callar a esa voz.
Cómo enfrentar a tu impostor interior
- La lista de pruebas: Cada vez que sientas que no mereces algo, haz una lista de 5 logros concretos que demuestren que sí lo mereces. No vale “es que le caí bien al jefe”, sino: “obtuviste la certificación X”, “cerraste el proyecto Y”. Hechos, no sentimientos.
- Normaliza la duda: No eres la única. Habla con otras mujeres sobre esto (colegas, mentoras). Te darás cuenta de que la duda es parte de crecer, pero no es la realidad.
- Separa la perfección de la excelencia: Deja de buscar la perfección (es imposible y te paraliza). En su lugar, busca la excelencia. Está bien fallar o pedir ayuda, eso es ser excelente en el aprendizaje.
- Acepta el cumplido: Cuando te den una felicitación, solo di: “Gracias“. No lo minimices con frases como “no fue nada” o “cualquiera pudo hacerlo”. Acéptalo como una verdad.

