En un giro paradójico de la percepción humana, parece que el mundo está lleno de más villanos que nunca. Sin embargo, esta sensación podría ser un indicio de que, en realidad, estamos avanzando hacia una sociedad más justa y menos tolerante con la maldad. Nick Haslam, profesor de psicología en la Universidad de Melbourne, ha estudiado cómo expandimos los significados de palabras como ‘abuso’, ‘acoso’ o ‘machismo’ para incluir comportamientos que antes pasaban desapercibidos.
Este fenómeno, conocido como ‘fluencia del concepto’, explica por qué percibimos un aumento en la maldad cuando, en realidad, somos más conscientes y menos tolerantes con ella. La fluencia del concepto opera en dos direcciones: verticalmente, al incluir casos menos graves bajo el mismo término, y horizontalmente, al abarcar situaciones que antes no se consideraban parte del problema.
Por ejemplo, el acoso escolar ya no se limita a la violencia física, sino que incluye las burlas, y no solo afecta a niños, sino también a adultos en diversos contextos. Esta expansión semántica no trivializa los problemas sociales, sino que refleja una mayor sensibilidad hacia ellos. Cuanto más seguros nos sentimos, más capaces somos de identificar y rechazar comportamientos que antes normalizábamos.
Así, la aparente proliferación de ‘malos’ en nuestra narrativa social es, en realidad, una señal de progreso. En lugar de lamentar la creciente visibilidad de la maldad, deberíamos celebrar nuestra creciente capacidad para reconocerla y combatirla. La fluencia del concepto nos recuerda que el camino hacia un mundo mejor no está exento de desafíos, pero cada paso adelante nos hace más conscientes de los que aún quedan por dar.