Una mesa festiva e impactante no requiere compras de última hora, sino creatividad y una mirada nueva a lo que ya posees. Paulina Garza, diseñadora de experiencias, propone: “Olviden la idea del centro de mesa ‘perfecto’. La magia está en la naturalidad y la abundancia. Agrupen objetos por colores y texturas, y jueguen con las alturas”. Con elementos cotidianos se puede crear una composición memorable en minutos.
La base puede ser un “runner” improvisado. “Usen un trozo largo de tela bonita, un mantel viejo cortado en tiras, o incluso varias bufandas alineadas a lo largo de la mesa. Esto define el espacio inmediatamente”. Para el centro de mesa, Garza sugiere “la técnica de las tres C”: “Cristal, Candela y Color. Agrupen varias velas de diferentes alturas y grosores (en candelabros, copas invertidas o simplemente sobre un platito). Rodéenlas con elementos naturales: mandarinas, nueces con cáscara, piñas, ramas de pino o romero del jardín. El contraste de las llamas, los colores cálidos y las texturas es hipnótico”.
Para los lugares, un “detalle personalizado express” marca la diferencia. “Escriban el nombre de cada invitado en una hoja bonita o en una etiqueta y átela con un hilo al cubierto, o colóquenla sobre la servilleta. Si tienen fruta pequeña como una mandarina o una granada, pueden usarla como pesa-papel”. Finalmente, “la iluminación es el filtro más importante. Apaguen las luces del techo y enciendan solo las velas y alguna lámpara de pie con luz cálida. Esto crea una atmósfera íntima y acogedora que perdona cualquier imperfección y hace que todo brille”.