La transición de las fiestas a la rutina laboral y escolar puede generar un choque conocido como “síndrome post-vacacional”. Alejandra Díaz de León, psicóloga organizacional de la Universidad Iberoamericana, explica que este malestar se debe a “un desajuste entre los ritmos de descanso y los demandantes horarios laborales, sumado a la percepción de que el tiempo libre ha terminado”. Para mitigarlo, recomienda una vuelta progresiva: “Si es posible, regresen un día o dos antes de lo estrictamente necesario para ordenar la casa, preparar comidas y ajustar horarios de sueño sin presión”.

La organización logística es clave. Mariel Vera, organizadora profesional, propone el “Domingo de Preparación”: “Dediquen la tarde del último domingo a planchar la ropa de la semana, preparar lonches o congelar porciones de comida, y revisar las agendas familiar y laboral. Esto reduce la toma de decisiones matutina, que es lo que más estresa el primer día”. Para los niños, sugiere involucrarlos en la preparación de sus uniformes y mochilas, haciendo de ello un juego y no una imposición.

El aspecto mental es igual de importante. El Dr. Óscar Galicia, de la Ibero, recomienda “reencuadrar el regreso”: “En lugar de verlo como el fin de la diversión, pueden enfocarse en aspectos positivos: reencontrarse con compañeros, retomar proyectos que les apasionan o aplicar la energía renovada de las vacaciones. Escriban tres cosas que esperan con interés de la rutina”. Finalmente, ser compasivos con uno mismo los primeros días, permitiendo un periodo de adaptación sin autoexigencias desmedidas, facilita una transición más suave y sostenible.

Por Editor

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *