Envolver regalos a última hora puede ser una experiencia creativa y relajante si se dominan algunas técnicas simples y se usan materiales alternativos. Lorena P. Ochoa, diseñadora gráfica y autora del blog “Estilo y Forma” dedicado a manualidades, desmitifica el proceso: “No se necesita papel especializado ni cintas caras. La belleza está en la simplicidad y en usar lo que tienes a mano con ingenio. Un empaque bonito demuestra cuidado, no necesariamente gasto”.
Para empezar, el papel puede ser cualquier cosa menos aburrido. “Usen páginas de revistas con ilustraciones bonitas, mapas antiguos, telas sobrantes (como un foulard que ya no usen), o incluso papel kraft marrón decorado con sellos caseros o dibujos hechos con un marcador blanco”, propone Ochoa. La técnica de envoltura básica es la misma: colocar el objeto en el centro, llevar las esquinas opuestas al centro y fijar.
El verdadero truco está en el cierre y la decoración sin cinta adhesiva. “Para fijar, usen pequeños trozos de washi tape (cinta decorativa japonesa) que es más amable con el papel, o bien, hilo de cáñamo, cintas de rafia o lazos de tela que se anudan. Para un toque natural, aten el paquete con una ramita de romero o canela y una etiqueta de cartón”, recomienda. Si el tiempo es extremadamente limitado, la “envoltura de origami” es la salvadora: “Doblen una hoja de papel bonito (como de un block de notas) alrededor del regalo como si fuera un sobre, y sellen el borde con un sticker decorativo. Es minimalista y chic”. El resultado será único y lleno de personalidad.

