Celebrar la Navidad en la intimidad de la pareja puede ser una experiencia profundamente romántica y significativa, lejos del ajetreo de las grandes reuniones. Paulina Garza, diseñadora de experiencias, propone: “Transformen la cena en un ritual de conexión. No se trata de replicar un menú familiar en pequeño, sino de crear una experiencia sensorial a su medida, donde el foco sea el disfrute mutuo y la celebración de su vínculo”. La simplicidad y la intención son las claves.
El menú debe ser delicioso pero manejable. “Elijan un plato principal espectacular pero de ejecución sencilla, como un filete de res o un pescado entero al horno con hierbas. Acompañen con una ensalada gourmet y un puré cremoso. Para el postre, algo que puedan compartir, como un fondue de chocolate o un volcán de chocolate que horneen juntos al final”, sugiere. La chef Mónica Patiño añade: “Preparen todo lo posible antes. Así, el día de la cena solo tendrán que terminar los toques finales y disfrutar de una copa de vino juntos mientras cocinan”.
La ambientación hace la magia. “Vistan la mesa con su mejor mantel, velas altas y bajas, y un pequeño centro de mesa con flores de temporada como amaryllis. Pongan una playlist de música que sea especial para ellos. Apaguen los teléfonos o pónganlos en modo avión”, recomienda Garza. Pueden incluir un ritual simbólico: “Escriban en papeles separados lo que agradecen del año que pasó juntos y lo que desean para el siguiente, intercambien los papeles y guárdenlos. O simplemente brinden por sus logros como equipo”. La noche es para reconectarse y celebrar su historia de a dos.

