El hígado es el gran procesador de nuestro organismo, responsable de más de 500 funciones vitales que van desde la digestión hasta la desintoxicación. Cuando este órgano se sobrecarga – algo cada vez más común en la vida moderna latinoamericana – comienza a enviar señales que muchas mujeres ignoramos o atribuimos a otras causas. La Dra. Valeria Mendoza, hepatóloga del Instituto Mexicano del Hígado, explica: “El hígado tiene una capacidad sorprendente de regeneración, pero cuando lo saturan con toxinas, alcohol, medicamentos o alimentos ultraprocesados, empieza a enviar alertas que debemos aprender a reconocer”.

La primera señal de alerta es la fatiga persistente que no mejora con el descanso. “Cuando el hígado está sobrecargado, reduce su producción de ATP, la molécula de energía celular”, explica la Dra. Mendoza. Estudios realizados en la Universidad de São Paulo muestran que el 65% de pacientes con hígado graso no alcohólico reportan fatiga crónica como síntoma principal.

La segunda señal son los problemas digestivos recurrentes: hinchazón abdominal después de comer, intolerancias alimentarias que aparecen súbitamente, y digestiones pesadas. Esto ocurre porque el hígado produce la bilis necesaria para digerir grasas, y cuando funciona deficientemente, la digestión se resiente. La nutricionista Claudia Rojas añade: “Muchas mujeres llegan a mi consulta convencidas de tener problemas intestinales, cuando en realidad el origen está en un hígado congestionado”.

La tercera señal incluye cambios en la piel: acné adulto, rosácea, picazón sin causa aparente, y ese tono amarillento sutil que los dermatólogos llaman “subictericia”. “La piel es el espejo del hígado – cuando este no puede eliminar toxinas eficientemente, la piel intenta ayudarlo eliminándolas a través de los poros”, comenta el dermatólogo Dr. Carlos Márquez de Bogotá.

La cuarta señal son los desequilibrios hormonales: síndrome premenstrual exacerbado, ciclos irregulares, y retención de líquidos marcada. El hígado metaboliza el exceso de estrógenos, y cuando no puede hacerlo correctamente, se produce lo que los endocrinólogos llaman “dominancia estrogénica”.

La quinta señal es la niebla mental y los cambios de humor. “La toxicidad hepática afecta directamente la función cerebral”, confirma la neuróloga Dra. Jimena Ortega de Buenos Aires. “Vemos mejorías significativas en claridad mental y estabilidad emocional cuando los pacientes implementan protocolos de apoyo hepático”.

El artículo incluye un protocolo de 21 días para apoyar la función hepática, desarrollado por especialistas latinoamericanos: alimentos clave como el cardo mariano (disponible en tiendas naturistas de toda la región), el diente de león (que puede cultivarse en casa), y la cúrcuma (especialmente efectiva cuando se combina con pimienta negra). Incluye recetas de jugos detox con ingredientes locales como papaya, piña y jengibre, además de una guía de hierbas hepatoprotectoras aprobadas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de México.

Testimonios de mujeres que implementaron el protocolo muestran mejorías del 70% en energía, 60% en claridad mental, y reducción significativa de síntomas digestivos después de tres semanas. El artículo concluye con advertencias sobre “detox extremos” y la importancia de buscar orientación profesional antes de iniciar cualquier protocolo de limpieza hepática.

Por Editor

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